Tanto rollo de la crianza de apego y la educación positiva en brutal contraste con la que recibimos nosotros de «niño calla un poco, ¡coño!», nos ha transformado en una generación de padres imprevisibles.
Tanto rollo de la crianza de apego y la educación positiva en brutal contraste con la que recibimos nosotros de «niño calla un poco, ¡coño!», nos ha transformado en una generación de padres imprevisibles.